Golpiza a humilde trabajador refleja la impunidad de las Fuerzas Especiales en Tamaulipas
Nuevo Laredo, Tamaulipas, 04 de abril de 2025. — Christopher, un joven de 17 años, fue brutalmente golpeado por elementos de las Fuerzas Especiales de la Guardia Estatal (FEGES) mientras se dirigía a su trabajo en una barbería. El ataque, sin justificación alguna, no solo dejó marcas físicas y psicológicas, sino que también le costó el empleo, pues al llegar tarde y visiblemente golpeado, fue despedido tras ser tratado como un delincuente en la vía pública.
El incidente ocurrió en la colonia Hipodromo, a solo treshoras de que el grupo FEGE arribara a Nuevo Laredo. Según su testimonio, los agentes lo interceptaron con el pretexto de una “revisión de rutina”, pero tras revisar su celular y 530 pesos en efectivo, comenzaron a golpearlo sin razón aparente. “Uno me dijo: ‘Venimos por todos los de Laredo’”, denunció Christopher, quien fue asfixiado, golpeado en la boca y humillado en plena calle.
El ataque se prolongó durante 12 minutos frente a las patrullas 1996 y 1927, mientras su tío y varios testigos eran amenazados para no intervenir. Los oficiales finalmente lo liberaron tras robarle el dinero, dejándolo tirado en la calle. La agresión fue tan violenta que incluso después de denunciar el hecho, no ha habido respuesta por parte de las autoridades.
Fermín, tío del menor y testigo de los hechos, declaró ante la Fiscalía que Christopher había salido de casa de su novia para ir al trabajo cuando fue interceptado. Añadió que observó cómo una patrulla cerraba el paso en la calle Lucio Blanco, impidiendo el tránsito de civiles. “Lo golpearon por su apariencia, lo trataron como si fuera un criminal. ¿Así protegen?”, cuestionó indignado.
Esta agresión no es un caso aislado. Las Fuerzas Especiales de la Guardia Estatal, heredadas de los infames CAIET y GOPES, arrastran un historial de masacres, secuestros y desapariciones. Han actuado con total impunidad en lugares como Camargo, Valles de Anáhuac y Nuevo Laredo, donde ejecutaron a jóvenes y migrantes, muchos de ellos inocentes, disfrazándolos de delincuentes.
La brutalidad y descontrol con el que operan estas corporaciones no solo afectan a los ciudadanos, sino que ahora amenazan el desarrollo laboral y económico de jóvenes como Christopher. En lugar de brindar seguridad, estas fuerzas se han convertido en un enemigo más para la población civil, y su presencia deslegitima cualquier esfuerzo institucional por construir paz en Tamaulipas.