¿Cuánto tiempo debes dejar pasar para tener una nueva relación de pareja?
La mayoría de las personas experimenta una media de tres rupturas amorosas antes de alcanzar los 30 años. Así de crudo es el futuro de los jóvenes en el terreno sentimental.
La ciencia ha tratado de dar respuesta a este interrogante, aunque influyen muchas variables. Haciendo un repaso a la enorme bibliografía que hay al respecto, y teniendo en cuenta que el dolor no es el mismo en todas las personas, se puede concluir que el tiempo que nos costará sanar las heridas oscilará entre los seis meses y los dos años.
Según el estudio publicado en la Evolutionary Behavioural Sciences, “las mujeres sufren un mayor impacto emocional y físico tras la ruptura”, lo que no les impide, sin embargo, “recuperarse antes”. Y es que, los hombres “necesitan más tiempo” para reencontrarse al cien por cien, optando en su mayoría por rehacer su vida con las heridas todavía abiertas.
Mientras que en plano anímico comprobaron que las rupturas suelen generar habitualmente depresión, ansiedad, baja autoestima o ira, en el capítulo físico es fácil encontrar cuadros de pánico, alteraciones de peso, náuseas y hasta una bajada significativa en el número de defensas en nuestro organismo.
La primera de todas sería la de la desorientación. Nada más se produce el final de la relación aparecen sentimientos que se mueven entre el pánico y el desconcierto que nos impiden continuar con nuestros quehaceres diarios. Casi con toda seguridad tendremos problemas para encontrar el apetito y para conciliar el sueño. Hay quien apenas pasa unos días por esta fase y hay quien sigue aturdido hasta durante el primer mes de soltería forzosa.
La segunda fase, una vez la distancia física es evidente, es la del dolor. El sentimiento de tristeza profunda por todos los planes rotos que ya nunca se realizarán suele generar cambios repentinos de humor, así como una mayor irascibilidad. Es habitual tratar de recuperar el contacto con la otra persona, pero no es recomendable. Es una de las más largas y la que en más ocasiones necesita de ayuda externa.
Una vez superada esta fase los ex suelen entrar en una etapa de reflexión en la que se trata de poner en una balanza lo hecho por uno y otro para haber llegado a esa situación. Normalmente, y por puro instinto de supervivencia, se acaba culpando a la otra parte de lo sucedido, lo que provoca tanto tristeza como rabia para con la expareja.
La que quizás sea una de las más determinantes es la siguiente fase. La de la asimilación de que la relación está acabada para siempre. A diferencia de las primeras fases, en las que era normal encontrarse de capa caída, se empiezan a notar de nuevo las ganas de vivir y de recuperar el tiempo perdido durante el duelo autodestructivo de las primeras tres etapas.
La penúltima etapa es la que nos lleva a reconstruir nuestra vida. Una vez se ha comenzado a salir no tardan en llegar las ganas de conocer gente nueva abriéndose a nuevas relaciones que, en principio, es más probable que estén relacionadas con el deseo carnal que con el sentimental. Algo que finaliza una vez encontramos a nuestra nueva media naranja.
Informacion de Vox Populi Noticias